Una ola morada ocupa las calles de Barcelona
- MasturbArte
- 22 abr 2019
- 3 Min. de lectura
La ciudad condal se viste de lila en honor a todas las mujeres
Mujeres de todas las edades, razas y orientaciones sexuales se unieron el pasado 8 de marzo por todo el país para demostrar al mundo el importante papel que ocupan las mujeres en nuestra sociedad y apelar al cambio. Con una cifra de 47 mujeres asesinadas el pasado año, la violencia de género sigue, por desgracia, muy presente en nuestras vidas.
Más de 200.000 personas han inundado las calles de Barcelona de color lila. La manifestación se inició en Gran Vía – Entença, donde se situaba la cabecera no mixta de mujeres transexuales y lesbianas. El espacio mixto se concentraba en Plaza España. Con el lema “paramos para cambiarlo todo: ningún paso atrás”, la jornada se inició por la mañana, cuando ya se podían ver muestras de lo que sucedería durante el día. Camisetas, pañuelos, pancartas…poco a poco Barcelona se preparaba para la gran jornada.
Por parte de colectivos feministas, se quiso dar especial énfasis desde días anteriores para evitar cualquier tipo de mensaje tránsfobo o racista. De esta forma, el objetivo era que el 8 de marzo fuera un día de unión y sororidad evitando todo tipo de divisiones y discriminaciones. Una de las indicaciones que se dio días antes de la manifestación fue la de evitar hacer el símbolo de un triángulo con las manos. Un símbolo que se interpreta como la vagina, representando a la mujer con una sexualidad determinada.
Pero la historia de este símbolo va mucho más allá. Se calcula que este gesto se usa desde los años ochenta. En la época nazi, se catalogaba con un triángulo negro invertido a las mujeres que se consideraba inferiores o que no seguían el prototipo de mujer reproductora y de “raza pura alemana”, como por ejemplo prostitutas, lesbianas o gitanas. Por esta razón, se usa el símbolo del triángulo como símbolo de resistencia en contra de cualquier tipo de discriminación por el hecho de ser mujer. Pero la falta de información ha hecho que este gesto se malinterprete, considerándose tránsfobo y apelándose a evitar su uso.
Hacia las cinco y media de la tarde la gente se preparaba para el inicio de la manifestación. Se podían escuchar grupos de chicas compartían situaciones machistas que habían vivido. Se respiraba la impotencia, la rabia de muchas mujeres todas víctimas de alguna muestra, por pequeña que sea, de violencia machista. Pero a su vez se respiraba la esperanza respecto al cambio.
Al grito de “no son muertas, son asesinadas” o “el patriarcado me da patriarcadas”, se inició la manifestación. Se podían leer mensajes tan originales y contundentes como “Manolo, hoy cocinas solo”, “Mamá llevas la capa del revés”, “Yo elijo cómo me visto y con quién me desvisto” o “Yo no salí de tu costilla, tú saliste de mi coño”. Acompañadas de pancartas, música y tambores, miles de mujeres unidas recorrieron el centro de Barcelona hasta llegar a Plaza Cataluña.
Pasadas las ocho de la tarde, la manifestación llegó a su final. En el centro de Plaza Cataluña, sobre un escenario, los manifestantes recibieron calurosamente a Itziar Castro y Silvia Albert, que compartieron un discurso empoderador para empezar con el acto final de la jornada. Seguidamente, Alba Flores, Sofia Bengoetxea, Aissatou Diallo y Datza Ferrer empezaron a leer el manifiesto. “Juntas somos más fuertes, ni un paso atrás” o “hoy paramos el mundo para gritar basta violencia machista cotidiana e invisibilizada” fueron algunas de las frases que se pronunciaron sobre el escenario. El público emocionado aplaudió ante esas palabras de empoderamiento y sororidad, que culminaron la jornada. Al ritmo de la música y con gran emoción, los asistentes volvieron a casa, siendo un poco más conscientes de que esta lucha no ha hecho más que empezar.
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